Chimpancés y otros animales utilizan plantas y recursos naturales para tratar sus dolencias, revelando comportamientos de automedicación sorprendentes.
El estudio del comportamiento animal ha revelado que los humanos no son los únicos seres vivos que buscan remedios para sus dolencias. Numerosas especies, desde chimpancés hasta aves y elefantes, recurren a la naturaleza para automedicarse y curar heridas o prevenir enfermedades. Este fenómeno, conocido como zoofarmacognosia, está transformando la visión de los científicos sobre la inteligencia animal y su relación con el medio ambiente.
Chimpancés: expertos en fitoterapia
Investigadores del Parque Nacional de Kibale en Uganda observaron cómo los chimpancés enfermos masticaban hojas amargas de la planta
Vernonia amygdalina, conocida por sus propiedades antiparasitarias. Después de consumir estas hojas, los animales mostraban mejoras notables en su estado de salud, como reducción de la fiebre y mayor actividad.
Otros estudios han documentado chimpancés utilizando ramas para extraer médula rica en nutrientes o masticando corteza con efectos antiinflamatorios, demostrando una sofisticada comprensión de las propiedades curativas de las plantas.
Elefantes y la medicina prenatal
Las elefantas preñadas del Parque Nacional Tsavo, en Kenia, han sido vistas consumiendo hojas de ciertas especies de árboles poco comunes, justo antes de dar a luz. Los análisis revelaron que estas plantas contienen compuestos que inducen el parto, sugiriendo un uso intencionado de la flora para facilitar el proceso reproductivo.
Aves que combaten parásitos
Algunas especies de aves, como los gorriones y estorninos, incorporan hierbas aromáticas en sus nidos. Se ha comprobado que estas plantas reducen la presencia de ácaros y otros parásitos, protegiendo a las crías de infecciones. Este comportamiento demuestra una estrategia preventiva similar al uso humano de repelentes naturales.
Delfines y el uso de corales
En los arrecifes del Mar Rojo, delfines mulares fueron filmados frotándose contra ciertos tipos de corales y esponjas marinas que liberan sustancias antibacterianas. Los expertos creen que este ritual sirve para mantener la piel sana y prevenir infecciones cutáneas.
Lo que podemos aprender
El estudio de estas prácticas animales podría inspirar nuevos tratamientos médicos para humanos. Por ejemplo, el análisis de las plantas utilizadas por primates ha llevado al descubrimiento de compuestos con potencial farmacológico para combatir enfermedades intestinales y parasitarias.
Además, observar la automedicación en animales refuerza la importancia de conservar ecosistemas ricos en biodiversidad, ya que estas especies dependen de un amplio surtido de recursos vegetales y minerales para su salud.
Implicaciones éticas y científicas
El reconocimiento de estos comportamientos cuestiona la visión tradicional de la inteligencia humana como única en el reino animal. Muestra que otros seres vivos también pueden tener conocimientos medicinales transmitidos culturalmente dentro de sus grupos sociales.
La etóloga Sabrina Krief destaca: “Los chimpancés no sólo comen para sobrevivir, sino que eligen conscientemente plantas con fines terapéuticos. Es una lección de humildad para la medicina moderna”.
Conclusión
Los animales no son pacientes pasivos de la naturaleza; son farmacéuticos activos que buscan curas, previenen enfermedades y tratan síntomas de forma instintiva. La zoofarmacognosia abre un campo apasionante para la biología, la medicina y la ecología, demostrando que la naturaleza aún guarda secretos que pueden beneficiar a la humanidad.